Por: Enrique Besa, CEO de Rankmi
Sin duda, este 2023 fue un año lleno de desafíos en materia de gestión de capital humano. Enfrentamos un panorama internacional complejo, donde el fantasma de la inflación y bajos niveles de crecimiento, desencadenaron en un arrastre de productividad. Sin embargo, también fuimos testigos de una nueva revolución tecnológica: la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), que nos obligó a subirnos rápidamente al aprendizaje de una herramienta que, utilizada de la manera correcta, implicaría hasta un 40% de incremento en el desempeño de quienes la usan.
Si tuviéramos que hablar de un fenómeno de este año, chat GPT se lleva todos los reconocimientos. En sólo dos meses, la mayoría de las empresas empezó a adoptarlo en sus distintas funciones y, aunque, todavía están en proceso de entender cómo sacar el mayor provecho, esto refleja el alto interés de las organizaciones en incorporar nuevas tecnologías.
Es así cómo estas herramientas nos permiten poner los datos y a los colaboradores en el centro de las decisiones. Gracias al análisis de la información hoy las empresa pueden hacer planes de acción enfocados en las necesidades y objetivos de cada área.
Sin embargo, existe la necesidad de que las empresas pongan el foco en el aprendizaje, donde la incorporación de estas tecnologías implica un cambio en el paradigma y así dejar de ver esta herramienta como una amenaza. El uso de la IA está fuertemente ligada al rol de las personas, ya que son ellas quienes serán las encargadas de entender y dar instrucciones para el funcionamiento de ésta, permitiendo que los resultados sean provechosos para la organización en sí misma.
Se estima que la implementación de la IA significaría la automatización de casi 85 millones de empleos para2025 pero también implicaría la creación de casi 97 millones de nuevos puestos de trabajo. Sin ir más lejos, según datos entregados recientemente por Linkedin, revelan que aquellos que tienen una formación en la materia tienen un 35% de más posibilidades de conseguir un nuevo puesto y un 27% de ganar un salario más alto, versus quienes no se han capacitado.
El llamado es a sumarse a esta nueva ola y a no verla como una amenaza, entendiendo que el uso adecuado y responsable de esta nueva tecnología trae múltiples beneficios en materia no sólo productiva, sino también en el clima interno de cada organización.