Halloween, Nano Banana y el arte de imaginarse con IA

0
10

Por: Nicolás Caselli Benavente. Director de Ingeniería Civil Informática Universidad Andrés Bello, Concepción.

Octubre siempre trae consigo un aire distinto. Las calles se llenan de calabazas, luces naranjas y esa energía creativa que despierta el espíritu de Halloween. Cada año surgen nuevas ideas de disfraces, pero esta vez la tecnología también decidió unirse a la fiesta. La inteligencia artificial, que ya domina campos tan diversos como la medicina o la educación, ahora está entrando al terreno de la imaginación visual, y lo hace con una calidad sorprendente.

El nuevo modelo de generación de imágenes de Google, conocido popularmente como Nano Banana, una evolución de la familia Gemini, ha demostrado que las herramientas de IA pueden ser mucho más que simples generadores de retratos. Este sistema es capaz de crear imágenes hiperrealistas a partir de una descripción escrita, e incluso mantener la coherencia facial cuando se le entrega una fotografía de referencia. En pocas palabras, puede vestirnos digitalmente con cualquier disfraz imaginable, antes de siquiera comprar una tela.

Lo más llamativo de esta nueva versión es que no se limita a producir una imagen: también puede sugerir los materiales necesarios para confeccionar el disfraz y mostrar cómo nos veríamos con ellos puestos. Es decir, uno puede pedirle que imagine, por ejemplo, un disfraz de pirata victoriano con abrigo de cuero envejecido y sombrero de tres puntas, y luego solicitarle la lista detallada de elementos —telas, accesorios, maquillaje— que harían falta para construirlo. Incluso puede generar una segunda imagen con esos materiales aplicados al cuerpo de quien subió la fotografía, ofreciendo una vista previa sorprendentemente realista.

Un ejemplo sencillo para quienes deseen probarlo podría ser algo así: “Muéstrame cómo me vería con un disfraz de vampiro steampunk. Llevo capa de terciopelo rojo, camisa gótica blanca con encaje, lentes de bronce y un fondo de castillo en penumbra. Luego, genera una lista de materiales con las telas, accesorios y maquillaje que necesitaría para hacerlo en casa”.

El modelo interpreta esta instrucción de manera casi mágica: produce una imagen, una lista y una segunda versión donde incorpora los materiales descritos. En segundos, el lector obtiene lo que antes habría requerido un diseñador, un fotógrafo y una costurera.

En la Universidad Andrés Bello, particularmente en la carrera de Ingeniería Civil Informática en Concepción, este tipo de innovaciones nos entusiasma porque representan una oportunidad educativa real. La IA no solo resuelve problemas industriales o empresariales; también inspira. Nos permite mostrar a nuestros estudiantes que detrás de cada imagen generada hay algoritmos de redes neuronales, modelos de difusión y sistemas de visión computacional que interpretan lenguaje natural y lo transforman en arte digital. Lo lúdico se convierte, así, en una puerta de entrada al conocimiento.

Y Halloween, con toda su carga creativa, se vuelve un laboratorio perfecto para experimentar. Nuestros estudiantes pueden diseñar un disfraz, visualizarlo con IA y luego fabricarlo como proyecto interdisciplinario. De esa manera, combinan diseño digital, programación y pensamiento crítico, todo en torno a una experiencia divertida. También se abren debates éticos interesantes: ¿de quién es la autoría de una imagen creada por una máquina? ¿Cómo se protegen los derechos de una fotografía personal que se transforma en una ilustración digital? Son preguntas que enriquecen el aprendizaje y que, en el fondo, preparan a los futuros ingenieros para comprender los límites y posibilidades de estas tecnologías.

La magia de la inteligencia artificial no está solo en la precisión técnica, sino en su capacidad para amplificar la creatividad humana. Nos permite imaginar más rápido, probar más ideas, fallar menos veces. En este sentido, pensar un disfraz con ayuda de IA no es muy distinto a diseñar un prototipo de software o un modelo de negocio: se trata de visualizar algo que aún no existe y mejorarlo antes de llevarlo al mundo real.

Por supuesto, siempre está el riesgo de pensar que estas herramientas reemplazan el ingenio. Pero la realidad demuestra lo contrario. Ningún algoritmo puede sustituir la chispa de la imaginación humana; lo que hace es multiplicarla. La IA no crea en lugar nuestro, sino con nosotros. Es una extensión de la mente, un pincel digital que traduce la idea en imagen, la inspiración en forma.

Quizás este Halloween veamos disfraces más originales que nunca, nacidos de la colaboración entre personas y máquinas. Y detrás de cada uno, habrá una historia: la de alguien que se atrevió a experimentar, a jugar con la tecnología y a comprobar que la inteligencia artificial también puede ser arte, juego y aprendizaje. Cuando la imaginación se viste con inteligencia artificial, lo que realmente cambia no es el disfraz, sino la forma en que pensamos la creatividad misma.

PUBLICIDAD

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.