La huella digital que no se borra: el caso Inna Moll y el valor de la marca personal

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La huella digital que no se borra: el caso Inna Moll y el valor de la marca personal

El reciente video de la representante chilena en Miss Universo, Inna Moll, imitando el consumo de drogas y pidiendo luego disculpas públicas, reabrió un debate urgente sobre el impacto de las redes sociales en la reputación personal y profesional.

En la era de la hiperexposición, una historia de Instagram o un video de segundos puede convertirse en un registro permanente que defina la imagen de una persona más allá del contexto original.

La directora de la Escuela de Publicidad de la Universidad Andrés Bello, Carol Frost, advierte: “La imagen personal es un activo estratégico que puede verse gravemente afectado por una sola acción desafortunada, especialmente en la era digital”.

Frost explica que este tipo de episodios no solo dañan la reputación inmediata, sino que pueden tener efectos a largo plazo: “La reputación es un activo intangible que siempre está en construcción y puede perderse en segundos. Una mala decisión difundida en redes sociales puede influir en la percepción futura de empleadores, socios y seguidores”.

La marca personal como activo profesional

En un mundo donde la identidad digital es parte del currículum, la marca personal se ha vuelto un componente esencial del desarrollo profesional. “La confianza es un recurso clave tanto en el ámbito personal como en el laboral, y perderla implica enfrentar obstáculos que van desde la exclusión de oportunidades hasta recibir críticas masivas en los medios de comunicación”, enfatiza la académica.

Casos como este demuestran que la coherencia entre lo que se comunica y los valores que se promueven resulta fundamental. En un entorno en el que las redes sociales actúan como escaparate profesional, cada publicación contribuye a construir —o erosionar— la credibilidad.

Educación digital: una tarea pendiente

Para Frost, el desafío no es solo individual, sino también educativo: “Las universidades, los colegios y las instituciones deben incorporar la formación en reputación digital y ética comunicacional como parte del aprendizaje transversal. Hoy la marca personal no se improvisa: se gestiona”.

El caso Inna Moll, más allá del escándalo mediático, es un espejo de cómo los entornos digitales amplifican cada gesto. En tiempos donde todo se graba, se comparte y se comenta, cuidar la huella digital no es solo una precaución, sino una forma de responsabilidad pública.

 

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