Una agradable sensación recorrió mi cuerpo cuando los violines quejumbrosos de la orquesta y luego las voces de hombres y mujeres haciendo el coro que modulaban las frases llenas de contenido y esperanza de amor, interpretaban el himno de la Escuela Normal de Valdivia el cual hacía mucho tiempo, por no decir años, no oía su interpretación y en forma tan magnífica como la escuché en la grabación a que me refiero.-
Lo escuché con emoción a través de la línea telefónica y al final de ella supe que el autor de la genial idea era de un ex compañero de estudios.- Unas cuantas notas de esa melodía bastaron para conectarme de inmediato con el pasado estudiantil.-
Volví a encontrarme imaginariamente en los ensayos de la orquesta, que cada noche rompía el silencio reinante, mientras los demás compañeros trataban de conciliar el sueño.-
Cómo no recordar a la vieja y querida Escuela Normal de Valdivia, cuando preparábamos las clases prácticas elaborando materiales y planificando el tema que nos correspondía desarrollar en la Escuela Anexa, verdadero laboratorio para los futuros profesores donde se forjaba una abierta competencia para lograr las mejores calificaciones en que se jugaba la profesión por la que tanto estábamos luchando.-
Todas estas actividades se hacían en las noches, después que la campana invitaba a los alumnos a dirigirse a los dormitorios tras múltiples actividades diarias y en ese espacio de tiempo algunos escribíamos cartas, los más confeccionaban resúmenes de sus materias de estudio, se leían libros y se preparaban los materiales de apoyo pedagógico para las clases prácticas del día siguiente donde se jugaba nuestro futuro profesional.-
La escuela parecía un enjambre de movedizas y laboriosas abejas que sabían de antemano que ser alumno de la Escuela Normal era un privilegio y no se podía desperdiciar esa oportunidad.-
Fue sin duda, una etapa interesante en nuestras vidas y gracias a ella se nos abrieron muchos horizontes profesionales e incluso algunos llegaron a ser docentes universitarios de gran prestigio educacional, pero, fue más fuerte la vocación de profesor que todo normalista llevaba en su alma, a la tentación de ser un trabajador independiente para consolidar una holgada situación económica y preferimos ser profesores y ejercimos la profesión con mística y gran responsabilidad docente.-
La historia de Chile nos muestra con orgullo a un profesor como Presidente de la República, don Pedro Aguirre Cerda cuyo lema fue “Gobernar es educar”, Senadores, Diputados y destacados poetas y escritores que fueron profesores normalistas en primera instancia y después dedicaron su tiempo en servir a la comunidad desde diversos cargos públicos.-
Mientras el mundo sigue girando en su loca carrera al infinito, los himnos escolares continúan surcando el aire de nuestro entorno emocional en todas las escuelas del país y como un eco venido de las altas montañas retumba en nuestros oídos para permanecer eternamente en nuestros corazones.-