Por: José Luis Fernández Director Carrera de Ingeniería en Minas Universidad de Las Américas.
Cada agosto, Chile conmemora el “Día del Minero” en honor a San Lorenzo, patrono de esta actividad. Este año, la fecha estuvo marcada por el dolor ante la pérdida de seis trabajadores en la mina El Teniente, recordando la fragilidad de la vida en el trabajo subterráneo. Más que una celebración, la conmemoración se transformó en un espacio para reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de esta industria estratégica.
Nuestro país es una potencia minera mundial, constituyendo la actividad productiva más relevante del país. Este liderazgo se sustenta en una riqueza geológica única, sumado a una institucionalidad equilibrada y una estabilidad económica, política y social que, con altibajos, ha perdurado en el tiempo. Pero, por sobre todo, es una labor de hombres y mujeres valientes y resilientes que han hecho de esta industria una fuente de desarrollo, conocimiento y progreso para la nación.
Sin embargo, distintos sectores coinciden en que la minería chilena debe avanzar hacia una mayor diversificación, más allá del cobre, aunque se mantenga el liderazgo en su producción. El desafío es que Chile también se posicione como principal productor de litio para baterías, referente en inteligencia artificial aplicada al sector, pionero en el uso de hidrógeno verde, ejemplo en energías renovables o en el uso de agua desalada en faenas del desierto más árido del planeta.
El éxito en el siglo XXI no se medirá únicamente por la capacidad de producir más minerales, sino por hacerlo mejor. Para ello se requiere una conducción competente, políticas eficaces, innovación tecnológica, decisiones empresariales estratégicas y colaboración activa entre compañías, universidades, académicos, estudiantes e investigadores. El objetivo es avanzar hacia una minería diversa, inteligente, humana, segura y sustentable, incluso en un contexto de creciente automatización y transformación digital.
Este mes de la minería es una oportunidad para celebrar hitos recientes, como el récord de producción de BHP en Escondida o la alianza operacional entre Codelco y Anglo American en el distrito Andina-Los Bronces, que refuerzan el liderazgo de Chile en la producción mundial de cobre. Pero también es momento de reflexionar sobre las metas planteadas en la “Política Nacional Minera 2050” y en la necesidad de perfeccionar la normativa vigente, garantizar una fiscalización activa y reforzar el compromiso con la seguridad en faenas, protegiendo la salud, integridad y vida de quienes trabajan en la industria.
La minería no es solo un sector productivo, es una misión país. El reto es construir, de forma conjunta, la minería del futuro, capaz de honrar su tradición y liderazgo, y al mismo tiempo transformarse en una industria más humana, segura e innovadora. Este es el momento de actuar con visión, responsabilidad y colaboración, corrigiendo lo que se deba corregir y potenciando las oportunidades que la actividad ofrece.