Por: Hugo Pérez White
Recuerdo los aciagos días en que estuvimos a punto de sostener un conflicto bélico con nuestros vecinos argentinos ocasión en que dos de nuestros hijos fueron reclutados en su calidad de reservistas y veía en ellos la incertidumbre reflejada en sus rostros y felices a la vez de vestir el uniforme verde camuflado para resistir el ataque que en cualquier momento podía llegar.-
La noche previa al conflicto en la intimidad de nuestros hogares estuvimos pensando en las consecuencias de la guerra que teníamos cerca y el destino que correrían nuestros hijos que eneros momentos estaban camuflados en fosas excavadas ex profeso en los cerros de nuestros límites territoriales, la escasez de alimentos que tenían y la ansiedad por lograr sus objetivos hechos suyos en tantas horas de acuartelamiento y misiones de campaña, mientras los destellos de luces y estruendosos ruidos eran producidos por las bombas que explosionaron cerca de nuestro domicilio.-
Era un ejercicio nocturno realizado por nuestros soldados mimetizados con el verde de nuestra Patagonia, en un puente que en un supuesto ataque argentino, debía ser defendido en el caso que fuerzas enemigas avanzaran hasta el centro de la ciudad.-
El movimiento de tropas por las calles dificultaba conciliar el sueño, pensando que la hora fatal había llegado sin imaginarnos que era un ejercicio de rutina.-
En las noches los aviones surcaban el espacio trasladando tropas provenientes de la capital para aumentar la defensa de este importante territorio geopolíticamente estratégico y se pintaba la cruz roja en los techos de las escuelas para que se respetaran estos lugares y en las escuelas los profesores debían mantener la calma para no asustar a los niños y efectuar diariamente los planes de evacuación.-
Cuando se anunció que la guerra se había suspendido gracias a la mediación papal, un suspiro enorme se sintió en nuestro territorio y las madres volvieron a abrir sus brazos para recibir a sus hijos y esposos nuevamente en sus hogares episodio que no olvidarán tan fácilmente.-
Los agoreros de las guerras deben ser erradicados de nuestra convivencia diaria porque están jugando con las esperanzas de nuestros jóvenes destruyéndoles sus sueños, esperanzas e ilusiones.-
Ahora la incertidumbre nuevamente comenzó a palpitar en las conciencias de miles de millones de personas que en diferentes partes del mundo están orando para que estas irracionales manifestaciones de poder se alejen para siempre de las mentes de estos poderosos que se creen dueños del mundo lanzando misiles por los aires como si fueran juguetes que iluminan el espacio.-
Hoy recordamos con emoción y llanto contenido aquel episodio bélico que estuvo a minutos de concretarse y que por gracia divina se pudo evitar tras tensas negociaciones donde ambas partes se las daban de ganadores ¿y los muertos qué?… Hoy estaríamos recordando un hecho lastimoso que nunca debió suceder como hermanos que somos a pesar de una cordillera que nos separa y que con el paso del tiempo la estamos horadando más y más para unirnos económica, cultural y socialmente con nuestros vecinos argentinos.-
Que nunca más veamos las murallas pintadas con consignas como aquella que en Comodoro Rivadavia decía “ Haga patria, mate a un chilote” (así nos llamaban a los chilenos residentes por muchos años en esa zona del país transandino) y que la ví personalmente cada vez que visitaba esa linda ciudad chubutense.-