Aprender a envejecer también es una lección financiera

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Por: Pablo Morales, Director Carrera de Contador Auditor Universidad de Las Américas.

Octubre es el mes del adulto mayor, una fecha que invita no solo a reconocer la sabiduría y experiencia de quienes construyeron nuestro país, sino también a reflexionar sobre cómo nos preparamos para llegar a esa etapa de la vida. En Chile, la conversación sobre la vejez suele centrarse en las pensiones, pero pocas veces se aborda el componente educativo detrás de la planificación financiera.

La educación financiera no se limita a aprender a manejar ingresos o gastos, sino a comprender el ciclo completo de la vida económica. Desde la primera remuneración hasta la jubilación, cada decisión de ahorro, inversión o endeudamiento tiene un efecto acumulativo que incide directamente en la calidad de vida al envejecer. Como solía decir mi madre “los huevitos se dejan en distintas canastas”, recordándonos que la diversificación y la previsión son claves para enfrentar los vaivenes del futuro.

Lamentablemente, la formación financiera sigue siendo baja. Según la OCDE (2020), menos de la mitad de los adultos en los países miembros posee conocimientos financieros básicos en temas como interés compuesto, planificación del ahorro o diversificación de inversiones. Esto implica que muchas personas llegan a la tercera edad con una comprensión limitada sobre cómo administrar sus recursos, enfrentar imprevistos o aprovechar los beneficios del sistema previsional.

Las universidades, los colegios y los medios de comunicación, tienen un rol clave en revertir esta realidad. Incluir contenidos financieros en los programas educativos, promover talleres comunitarios o incorporar la planificación para la vejez en las mallas curriculares de carreras como contabilidad o trabajo social, puede marcar la diferencia. La educación financiera debe ser vista como una herramienta de bienestar y no solo como una competencia económica.

Planificar la vejez es un acto de responsabilidad individual, pero también de justicia social. Un país que enseña a sus ciudadanos a administrar sus recursos desde jóvenes, construye generaciones más conscientes, autónomas y preparadas. En el mes del adulto mayor, el mejor homenaje que podemos rendir es formar una sociedad que valore el conocimiento financiero como parte esencial del buen vivir.

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