Sr. Director:
Los permanentes ataques al Monumento al General Baquedano –figura clave en la Guerra del Pacífico– y al Soldado Desconocido, obra del genial escultor Virginio Arias, resultan decidores pues obedecen a un ataque a la propia nación chilena y su tradición militar.
Es la clara oposición entre aquellos que construyeron y defendieron nuestra Patria y de las turbas de parias “sin Dios ni ley”, de los anarquistas y bolcheviques apátridas y su plan de destrucción de Chile.
La heroicidad de los hombres frente a la cobardía de la masa.
Asimismo, resulta llamativa la indiferencia por parte del gobierno de turno ante los mentados ataques a este hito patrimonial y su simbolismo, como también, la sorprendente apatía de las autoridades del “Consejo de Monumentos Nacionales”, del “Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio”, de los Institutos de Historia de las ideologizadas universidades y de sociedades y agrupaciones afines.
Silentium grants –el “silencio otorga”–.
De modo ilustrativo, Friedrich Nietzsche se anticipó al decadente mundo moderno y a la situación impuesta en Chile como una manifestación de la moral de esclavos –la “degeneración colectiva del hombre”– que ha socavado los valores occidentales.
Rafael Videla Eissmann
Un monumento hoy en día es considerado un estandarte de un sector opresor…y los demás monumentos que no lo son, considerados emblemáticos por el otro bando oprimido…ahora los monumentos también son de izquierdas y derechas, notable disyuntivas para fierros y cementos
Algún día no muy lejano, también querrán destruir las pirámides de Egipto, por qué representan la esclavitud de sus constructores. ¿Suena estúpido verdad? Tan estúpido como destruir nuestro propio pasado, por la fuerza, el odio y la más absoluta ignorancia postmoderna.