El poder de la lactancia materna en el apego y el origen del amor con la mirada

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Por: Maricela Pino Directora Escuela de Obstetricia y Puericultura Universidad de Las Américas.

Aunque los beneficios nutricionales de la lactancia materna son ampliamente conocidos, su rol en la experiencia emocional y la construcción del vínculo madre-hijo es igual de relevante. Al amamantar, se activa un intercambio de señales: el contacto piel con piel, la mirada sostenida, las caricias y el reconocimiento mutuo. Todas estas interacciones tempranas y sensibles promueven el apego seguro, aspecto fundamental del desarrollo psicoemocional de las personas a lo largo de la vida.

En ese instante íntimo, el cuerpo materno responde a la succión del bebé liberando oxitocina, la hormona “del amor”. Esta sustancia no solo permite la salida de leche, sino que actúa en regiones cerebrales asociadas al placer, la empatía y el comportamiento maternal. Junto a otras neurohormonas como la prolactina y la dopamina, favorece la disminución del estrés, refuerza el bienestar y potencia el vínculo emocional. Amamantar es también enamorarse: en cada toma, en cada mirada fija, en cada caricia, la madre y su bebé construyen un lazo único. Es indudable que una de las miradas de amor más profundas y poderosas es las de una madre y su recién nacido al amamantar.

Desde el primer contacto, el bebé reconoce la voz y el olor de su madre, a escasos centímetros, la distancia óptima que puede enfocar un recién nacido es el rostro, lo produce ese primer encuentro visual que fortalece la vinculación afectiva y que se prolongará durante años, influyendo directamente en las capacidades de niños y niñas para confiar, regular sus emociones y establecer relaciones futuras.

Pero este proceso tan importante, no ocurre en modo automático. Requiere tiempo, presencia, estabilidad y una red de apoyo que lo sostenga. La lactancia y el apego no pueden ser solo una responsabilidad individual. Deben ser respaldados por políticas públicas que reconozcan su impacto en la salud mental y el desarrollo integral de personas y sociedades. Fomentar la lactancia materna y el vínculo desde el comienzo es invertir en generaciones emocionalmente más sanas.

En esta Semana Mundial de la Lactancia Materna, debemos recordar que cada madre que amamanta no solo alimenta, también abraza, consuela, protege y entrega la certeza de ser amado desde esa primera mirada.

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