Por: Hugo Pérez White
Estaba compartiendo mis sueños con la soledad de la noche cuando sorpresivamente escucho un grito desgarrador que venía de la profundidad del universo golpeando mi mente tranquila y una voz quejumbrosa me decía en tono lastimero, que era un profesor que estaba a punto de jubilar y en su lamento me confidenciaba que amaba a los niños, que rejuvenecía con los gritos de esa juventud inquieta en las horas de recreo y esa algarabía era lo que lo hacía vivir con alegría y cuando menos se lo esperaba, recibió una carta que le decía que debía jubilar y que sus servicios ya no eran necesarios.-
En ese instante salió el grito profundo del docente dormido y dejó volar su imaginación para decir a quien lo quisiera escuchar lo que siempre temía y ahora debía enfrentarse a la triste realidad.-
Decía en sus debilitadas palabras que a los profesores que jubilan dejan de pertenecer al sistema educacional en el cual han dejado gran parte de sus vidas y se agradece solamente su innegable labor y compromiso brindado como educador a todos aquellos alumnos y alumnas que tuvieron durante su permanencia como docentes.-
La realidad fría y certera era que tenía que jubilar y con esta decisión los envían a una etapa de pobreza e incertidumbre que entristece y estremece por su crueldad a una situación de vida que hace llorar a miles de hombres y mujeres que lo dieron todo en una profesión que debiese ser la reina de las profesiones, porque, ella es la forjadora de la sociedad en todo su conjunto.
Creo que no hay nada más triste que ver morir a pausa a un profesor al que tanto se le debe, olvidado y viejo y hemos visto en esa situación a muchos profesores muriendo cada día y nadie les da solución a sus problemas para paliar en parte su miserable condición actual.
Los profesores no piden que se les devuelva todo lo que se les adeuda por el no pago de la deuda histórica porque bien se sabe que ello es casi imposible cumplir como debiera ser y aún así, sólo piden un bono de auxilio como compensación económica a la deuda que ya muchos se olvidaron y que fue el grito de batalla de los candidatos a cargos de elección popular.-
Lo prioritario y urgente es que se les arregle la pensión de jubilación y así podrían saber que mediante un acto de justicia y clemencia, tendrían un poco de tranquilidad y paz en los últimos años de sus atribuladas vidas y sentirían que la gran tarea de educar a un pueblo no fue en vano y los 6.000 profesores que han fallecido esperando una solución a esta deuda histórica se fueron desilusionados de esta vida y no queremos que pase lo mismo con los que aún siguen luchando.
¿No es esto una especie de holocausto chileno? se pregunta el profesor que ha sido llamado a jubilación y hoy día teme lo peor para solventar en parte los gastos que significa su vejez.-