¿Hubo elección? ¿Hubo la tan apreciada “votación democrática” sobre lo que hemos querido para Chile y sus habitantes? ¿Hubo alguna “consulta” sobre la entrega de nuestro país a los inmigrantes? No, no la hubo, y tampoco la puede haber, pues la decisión es una orden impuesta y por cierto, acatada por todas las pérfidas “autoridades”-marionetas de las últimas décadas, por las Fuerzas Armadas y asimilada por el “pueblo”… ¿Y qué vemos frente a nosotros? Un país que avergonzaría al más ruin y vicioso criminal de hace cien años, en donde prima la decadencia, el materialismo, la delincuencia, la corrupción, las mentiras y la hipocresía y donde se han alterado los principios básicos de la vida: Los valores son presentados como anti-valores y estos como “valores”… Se ha destruido el concepto de Patria, de familia y se ha promovido el caos social en nombre de las palabras más adecuadas repetidas al unísono tras el adoctrinamiento de los agentes del marxismo cultural en la simbiótica alianza Derecha-Izquierda: “Progreso”, “justicia”, “más derechos”, “inclusión”, “tolerancia”, “diversidad”, “multiculturalismo”, “todos y todas”, etc., etc., etc.
El “nuevo” Chile es una afrenta para nuestros ancestros.