Por: Moris Beracha
Al igual que en la economía, las mayores empresas de aviación comercial de América Latina aún no empiezan a despegar de un todo. El largo confinamiento les ha traído a todas, sin excepción, incuantificables pérdidas financieras, además de los consabidos daños al empleo y al sector turismo en sus respectivos países y en los lugares en los cuales operan.
Tímida y lentamente, algunas comienzan a restablecer operaciones locales, otras internacionales, aunque con un volumen ínfimamente superior al que tenían antes de la crisis sanitaria. Es bien sabido que América Latina es una región prolija, en la cual las aerolíneas tienen un interesante nicho de mercado. Sin embargo, su operatividad se ha visto seriamente afectada.
Las más grandes de estas compañías, las que se acogieron a la Ley de Bancarrota estadounidense, como el caso de Latam (Brasil-Chile) y Avianca (Colombia), han presentado planes de reactivación, recibiendo apoyo de los gobiernos locales en aras de obtener recursos que les permitan seguir ofreciendo servicios en un panorama de total incertidumbre, en el cual aún no se visualiza un horizonte seguro de actividad, ante la fiereza con la cual la pandemia ha azotado a esta parte del mundo.
Octubre se presenta, entonces, como un mes decisorio en lo referente al destino de miles de trabajadores de las principales aerolíneas comerciales latinoamericanas. La mayoría de los pasajeros han mostrado su reticencia a volar. Pese a todas las medidas de bioseguridad anunciadas y puestas en marcha en las aeronaves y aeropuertos, estos son sitios considerados poco seguros.
Por otra parte, algunos países de la región han optado por seguir manteniendo las condiciones de confinamiento, extendiéndolas, por ahora, hasta finales de este mes. Entre los casos más puntuales destacan Brasil y Argentina, cuyas autoridades han extremado las medidas de seguridad, debido al sube y baja de los casos de contagio.
Entre las aerolíneas que más han sufrido recortes de plantilla, destaca Latam, que despidió a 12.600 trabajadores. Avianca no ha despedido a su personal, pero pactó licencias no remuneradas que van desde 6 meses a un año. Aeroméxico también trató de mantener a sus trabajadores en similares condiciones a las de su par colombiana, con licencias y reducción de salarios. Sin embargo, ya anunció el despido de unos 2.700 sobrecargos.
Aerolíneas Argentinas, aunque por razones del decreto de inamovilidad laboral de la administración del presidente Alberto Fernández no ha echado a sus empleados a la calle, ha reducido considerablemente los beneficios de un tercio de sus 12.000 trabajadores.
A medida que transcurre el tiempo, la situación tiende a empeorar. Solo se espera que la llegada de la tan ansiada reactivación se traduzca en una buena racha económica para el venidero año. Mientras tanto, los nubarrones siguen en el firmamento de la aviación comercial latinoamericana, esperando que vengan vientos de cambio que dispersen el mal tiempo.